Rebelión en la granja
"El hombre es el único ser que consume sin producir. No da leche, no pone huevos,es
demasiado débil para tirar del arado y su velocidad ni siquiera le permite atrapar conejos. Sin
embargo, es dueño y señor de todos los animales. Los hace trabajar, les da el mínimo necesario
para mantenerlos y lo demás se lo guarda para él. Nuestro trabajo labora la tierra, nuestro
estiércol la abona y, sin embargo, no existe uno de nosotros que posea algo más que su pellejo.
Vosotras, vacas, que estáis aquí, ¿cuántos miles de litros de leche habéis dado este último año?
¿Y qué se ha hecho con esa leche que debía servir para criar terneros robustos? Hasta la última
gota ha ido a parar al paladar de nuestros enemigos. Y vosotras, gallinas, ¿cuántos huevos habéis
puesto este año y cuántos pollitos han salido de esos huevos? Todo lo demás ha ido a parar al
mercado para producir dinero para Jones y su gente. Y tú, Clover, ¿dónde están estos cuatro
potrillos que has tenido, que debían ser sostén y alegría de tu vejez? Todos fueron vendidos al
año; no los volverás a ver jamás. Como recompensa por tus cuatro criaturas y todo tu trabajo en
el campo, ¿qué has tenido, exceptuando tus escuálidas raciones y un pesebre?
Ni siquiera nos permiten alcanzar el término natural de nuestras míseras vidas. Por mí
no me quejo, porque he sido uno de los afortunados. Tengo doce años y he tenido más de
cuatrocientas criaturas. Tal es el destino natural de un cerdo. Pero al final ningún animal se libra
del cruel cuchillo. Vosotros, jóvenes cerdos que estáis sentados frente a mí, cada uno de vosotros
va a gemir por su vida dentro de un año. A ese horror llegaremos todos: vacas, cerdos, gallinas,
ovejas; todos. Ni siquiera los caballos y los perros tienen mejor destino. Tú, Boxer, el mismo día
que tus grandes músculos pierdan su fuerza, Jones te venderá al descuartizador, quien te cortará
el pescuezo y te cocerá para los perros de caza. En cuanto a los perros, cuando están viejos y sin
dientes, Jones les ata un ladrillo al pescuezo y los ahoga en el estanque más cercano.
¿No resulta entonces de una claridad meridiana, camaradas, que todos los males de
nuestras vidas provienen de la tiranía de los seres humanos? Eliminad tan sólo al Hombre y el
producto de nuestro trabajo nos pertenecerá. Casi de la noche a la mañana, nos volveríamos ricos
y libres. Entonces, ¿qué es lo que debemos hacer? ¡Trabajar noche y día, con cuerpo y alma, para
derrocar a la raza humana! Ése es mi mensaje, camaradas: ¡Rebelión! Yo no sé cuándo vendrá
esa rebelión; quizá dentro de una semana o dentro de cien años; pero sí sé, tan seguro como veo
esta paja bajo mis patas, que tarde o temprano se hará justicia. ¡Fijad la vista en eso, camaradas,
durante los pocos años que os quedan de vida! Y, sobre todo, transmitid mi mensaje a los que
vengan después, para que las futuras generaciones puedan proseguir la lucha hasta alcanzar la
victoria".
George Orwell
No hay comentarios:
Publicar un comentario