No es sólo el retrato de la sociedad burocrática rusa de la segunda mitad del S.XIX y sus costumbres, su anquilosamiento, sus frustraciones..No es sólo el retrato de un hombre atrapado en una realidad gris, viviendo un fracaso disfrazado de lujos, inmerso en un vacío existencial que va contaminando todo su presente y le quita de a poco el oxígeno...
Chéjov, en su compromiso con lo humano, sin juzgar desde el cielo del autor, nos presenta personajes imperfectos como los hombres y mujeres de carne y hueso, dejando espacio para la comprensión y la compasión.
Con un ritmo en la narración que nos mece como el mar (situación geográfica-interacción con un personaje-momento de introspección), asistimos al momento de revelación, a la posibilidad de elevación que vislumbra un hombre, que el autor desea señalar a todos los hombres.
Chéjov nos muestra el descubrimiento de la vida que se va y del tiempo desperdiciado, de las "ganas de vivir" , de "la Verdadera Vida Interesante" que hay que honrar, que no es la signada por las rutinas, las traiciones a los sueños, la mezquindad y "lo real".
Gurov, moscovita en solitario veraneo en Yalta, involucrado en un affair con una joven mujer,Anna Serguéievna, "la dama del perrito",comienza un camino de reflexión con un final desconocido. Enamorado realmente de una mujer por primera vez en su vida, deberá elegir entre la seguridad de su vida ya armada o el desafío de arriesgarlo todo para ser feliz con la mujer amada.
Como en los relatos de Henry James,"La dama del perrito" vive más de lo que sugiere y deja en suspenso, que de lo podemos leer.
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