lunes, 25 de abril de 2011

Cita de la semana






Desapariciones

" Salido de la soledad, comienza de nuevo como si fuera la última vez que respirara y por eso, es ahora que respira por primera vez más allá de la comprensión de lo singular. El está vivo, y por eso no es más que lo que se ahoga en el agujero insondable de su ojo, y aquello que ve es todo lo que él no es: una ciudad del indescifrado suceso, y por lo tanto, un lenguaje de piedras, ya que sabe que a lo largo de la vida una piedra dará lugar a otra piedra para construir una pared y sabe que todas esas piedras edificarán la abrumadora suma de detalles. "

Paul Auster




lunes, 18 de abril de 2011

Cita de la semana






El cuarto poema secreto, de Poemas a Madeleine



" Mi boca tendrá ardores de averno,

mi boca será para ti un infierno de dulzura,

los ángeles de mi boca reinarán en tu corazón,

mi boca será crucificada

y tu boca será el madero horizontal de la cruz,

pero qué boca será el madero vertical de esta cruz.

Oh boca vertical de mi amor,

los soldados de mi boca tomarán al asalto tus entrañas,

los sacerdotes de mi boca incensarán tu belleza en su templo,

tu cuerpo se agitará como una región durante un terremoto,

tus ojos entonces se cargarán

de todo el amor que se ha reunido

en las miradas de toda la humanidad desde que existe.



Amor mío

mi boca será un ejército contra ti,

un ejército lleno de desatinos,

que cambia lo mismo que un mago

sabe cambiar sus metamorfosis,

pues mi boca se dirige también a tu oído

y ante todo mi boca te dirá amor,

desde lejos te lo murmura

y mil jerarquías angélicas

que te preparan una paradisíaca dulzura en él se agitan,

y mi boca es también la Orden que te convierte en mi esclava,

y me da tu boca Madeleine,

tu boca que beso Madeleine. "

Guillaume Apollinaire





lunes, 11 de abril de 2011

Cita de la semana




La Flor Aplastada (fragmento)

" Tenía seis años, y el mundo era enorme para él, vital y atractivamente misterioso. Conocía el cielo perfectamente. Conocía el azul profundo del día, y las nubes de pechos blancos, plateados y dorados que flotaban sobre él. Siempre las miraba recostado en su espalda sobre la hierba o sobre el firmamento. Pero no conocía las estrellas tan bien, porque se iba a dormir temprano. Conocía y recordaba solamente una estrella - la verde y brillante que se elevaba en el cálido cielo justo antes de que se fuera a la cama, y esa parecía ser la única estrella para él. Pero sobre todo, conocía la tierra en el patio, en la calle y en el jardín, con su riqueza inagotable de piedras, de hierba aterciopelada, de arena caliente y del maravillosamente variado, misterioso y delicioso polvo que la gente mayor no distinguía en absoluto debido a su enorme tamaño y altura. Todo era enorme para él -las cercas, los perros y la gente- pero no lo sorprendía, ni lo asustaba en absoluto; eso lo hacía todo particularmente interesante; transformaba la vida en un ininterrumpido milagro. "


Leonid Andreiev

lunes, 4 de abril de 2011

Cita de la semana








Emma (fragmento)




" Emma Woodhouse, bella, inteligente y rica, con una familia acomodada y un buen carácter, parecía reunir en su persona los mejores dones de la existencia; y había vivido cerca de veintiún años sin que casi nada la afligiera o la enojase. Era la menor de las dos hijas de un padre muy cariñoso e indulgente y, como consecuencia de la boda de su hermana, desde muy joven había tenido que hacer de ama de casa. Hacía ya demasiado tiempo que su madre había muerto para que ella conservase algo más que un confuso recuerdo de sus caricias, y había ocupado su lugar una institutriz, mujer de gran corazón, que se había hecho querer casi como una madre. La señorita Taylor había estado dieciséis años con la familia del señor Woodhouse, más como amiga que como institutriz, y muy encariñada con las dos hijas, pero sobre todo con Emma. La intimidad que había entre ellas era más de hermanas que de otra cosa. Aun antes de que la señorita Taylor cesara en sus funciones nominales de institutriz, la blandura de su carácter raras veces le permitía imponer una prohibición; y entonces, hacía y a tiempo que había desaparecido la sombra de su autoridad, habían seguido viviendo juntas como amigas, muy unidas la una a la otra, y Emma haciendo siempre lo que quería; teniendo en gran estima el criterio de la señorita Taylor, pero rigiéndose fundamentalmente por el suyo propio. Lo cierto era que los verdaderos peligros de la situación de Emma eran, de una parte, que en todo podía hacer su voluntad, y de otra, que era propensa a tener una idea demasiado buena de sí misma; éstas eran las desventajas que amenazaban mezclarse con sus muchas cualidades. Sin embargo, por el momento el peligro era tan imperceptible que en modo alguno podían considerarse como inconvenientes suyos. Llegó la contrariedad -una pequeña contrariedad-, sin que ello la turbara en absoluto de un modo demasiado visible: la señorita Taylor se casó. "

Jane Austen